"El envejecimiento puede conllevar una ruptura del sistema y eso no es bueno"
23-06-2017
Entrevista al Director General de Acuña y Fombona durante los actos de celebración del 50 aniversario de la empresa, en Laboral Ciudad de la Cultura (Gijón)

Este fin de semana será especial para Acuña y Fombona. Lo está siendo este año en el que la compañía asturiana celebra sus bodas de oro presumiendo de gijonesismo, la ciudad que les vio nacer y donde 50 años después, a pesar de las múltiples vicisitudes vividas, se mantienen. Su director general, Sergio López-Fombona, resalta la experiencia de esta firma, una de las líderes en el sector médico-quirúrgico en España y Portugal, defiende su capacidad de adaptación a la evolución social y tecnológica, y anuncia su expansión hacia el sector de la distribución farmacéutica. Todo ello en vísperas de la reunión científica que hoy reúne en Gijón a más de 150 reputados cirujanos españoles y portugueses. Son los mismos que mañana estarán en el teatro de La Laboral, en el principal acto conmemorativo del aniversario, que presidirá la alcaldesa y en el que también habrá proveedores internacionales y, por supuesto, el equipo de Acuña y Fombona.

- En una frase, ¿cuál es el secreto del éxito?

Nuestro secreto es que hemos conseguido mantener nuestra esencia a pesar de las evoluciones naturales por los cambios de épocas, tecnológicos y de personas.

- Pero la evolución tecnológica está convirtiendo con mayor rapidez el futuro en presente, ¿cómo lo están viviendo?

De los últimos 50 años para aquí se han dado pasos de gigante, con cambios muy rápidos y de gran impacto. Se pueden diseñar tratamientos personalizados y específicos, a medida de cada persona, se ha cambiado la forma de actuar con los menores y se opera a personas de 80 años, algo que antes era impensable.

- El envejecimiento de la población para un sector como el suyo, ¿se analiza desde un punto de vista positivo o negativo?

El envejecimiento plantea un dilema en la sociedad, porque se ha ampliado la esperanza de vida, se han mejorado los tratamientos y ya no hay tantas enfermedades totalmente incurables. Solo hay que mirar lo que ha pasado con el sida, con el cáncer o lo que acabamos de ver con el tratamiento de la hepatitis C cuyo coste es elevadísimo y que el Gobierno acaba de aprobar para todo el mundo. Todo ello se traduce en un aumento bestial de los costes del sistema sanitario. Y en un país como España, con una sanidad pública 'gratuita' -que pagamos a través de tasas e impuestos-, empieza a plantearse ese gran problema de cómo sostener la evolución y el sistema sanitario.

- Pensé que me iba a decir que para su negocio era positivo, y sin embargo, me ha hecho una reflexión bastante pesimista.

La realidad es que estamos ante un escenario incierto, porque no sabemos hasta dónde va a aguantar el sistema público de salud. Se ha pasado de un 80-20 de actividad pública frente a la privada, a un 65-35, y subiendo. Lo que puede ser positivo desde el punto de vista de poder llegar a edades más avanzadas, puede conllevar una ruptura del sistema, y eso no es nada bueno. Nosotros nos estamos adaptando y tenemos una buena posición con las compañías aseguradoras.

- ¿Tienen expectativas de expansión más allá de España y Portugal?

Tuvimos hace años un proyecto piloto en México que no llegó a desarrollarse. También nos planteamos hace unos diez años abrir una delegación en algún otro país europeo. Pero estalló la crisis y 2011 fue muy duro para el sector, por lo que decidimos reforzar lo que ya teníamos en la Península Ibérica.

- ¿Y ampliar especialidad más allá del ámbito quirúrgico?

Estamos estudiando otros campos sanitarios en los que expandirnos. De hecho, tenemos sobre la mesa algunos proyectos en el mundo de la distribución farmacéutica. Estamos en conversaciones con los que tienen las patentes y moviéndonos por ese sector. Eso implicará redes de distribución diferentes, otro planteamiento empresarial, nuevos enfoques hacia el consumidor final...

- Pero siempre con Gijón como base operativa, ¿verdad?

Hemos tenido propuestas para irnos a otras ciudades donde la movilidad y las comunicaciones son más fáciles, pero queremos seguir aquí, donde nacimos hace 50 años. Todo lo positivo, como la calidad de vida, compensa cualquier aspecto negativo.

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